sábado, 14 de abril de 2012

El mirador de Ulía




Aun no me explico como no he ido antes a visitar este magnífico restaurante en San Sebastián. Me habían hablado de su excelente cocina y sus espectaculares vistas.

Me gusta ir a los restaurantes más que a comer, a cenar. Por el ambiente, la noche, en fin, una cena siempre es algo más.


Pero en este caso pensé que lo suyo era ir de día, y disfrutar por doble partida. Un buen desfile de platos con sello de autor y las vistas de mi ciudad. No vi ningún cuadro en el comedor, ni falta que hacía!

Se abre el telón.

Empezamos con dos aperitivos:





Un plato de sardina ahumada y helado de regaliz, sobre una base de ajoblanco.

Encontré la sardina suave y apetecible, el ajo blanco apenas se dejaba notar, el sabor intenso del regalíz le hacía algo de sombra. Un plato rico, me gustó.

Segundo aperitivo. Gnocchis de acelga, morcillita, y tocino sobre caldo de alubias.






Disfruté este plato porque me gustaba todo, y todo me lo comí por separado. Empecé por los gnocchis que explotaban de forma divertida en la boca. En realidad no eran gnocchis, sólo lo parecían, era una crema de acelga tratada con la técnica de la esferificación.

Rubén Trincado, el chef, me comentó que lo que a él le gusta de un plato de alubias es el caldo, y en este plato lo dejó bien claro.


La cosa se pone seria. Este es el plato de foie. No renuncio nunca el foie en una cena, siempre que la carta lo ofrezca. Lo he probado de mil maneras, esta ha sido de las más originales, en forma de bolas de trufa, un guiño inteligente, una mezcla imponente.







Un bocado sublime. Lo acompañaba un helado de piña y un trazo de cacao. Unicamente un aspecto ...... me hubiera bastando con dos bocados; tres me resultó demasiado y en ocasiones hay que contar con que menos es más.


Continuamos con un plato de ostras con ravioli de nabo y barritas de manzana con pétalos de flor.





Delicioso! y oportuno. Ostras al lado de mar!! Este plato se disfruta en dos cucharadas, la primera y la segunda... y en ambos casos, primero miramos las olas de la playa de la Zurriola y luego ingerimos la ostra con los ojos cerrados como si hubiéramos hecho una inmersión.





Fue inevitable hacer una pausa antes de continuar. Pensar en la arena, el salitre, la brisa marina... Solo dos cucharadas pueden hacernos soñar.


Le siguió la vieira sobre arroz Venere, con galleta de alga y jugo de su coral.





Un plato para mi perfecto, me encanta la vieira, me gusta el arroz, y me aficioné a las algas presentadas en diversas maneras. Esta me gustó mucho, crujiente, como una galleta. Verde como el monte Urgull que podía divisar al fondo, la hice crujir en mi boca. No quería que se acabara nunca. Pero todo lo bueno tiene final.


Un plato para mi perfecto, me encanta la vieira, me gusta el arroz, y me aficioné a las algas presentadas en diversas maneras. Esta me gustó mucho, crujiente, como una galleta. Verde como el monte Urgull que podía divisar al fondo, la hice crujir en mi boca. No quería que se acabara nunca. Pero todo lo bueno tiene final.




Rubén tuvo el detalle de hacer un cambio en el menú degustación, por el que nos habíamos decidido, para darnos el privilegio de probar su plato más querido, el de los guisantes lágrima.

Nos explicó que se los trae de Guetaria, y son tan escasos que de un kilo de vaina sólo se obtienen 100 gramos. Dejé de mirarlos como lo que eran y empecé a verlos como pepitas de oro, de oro verde.




Nos los compone sobre una yema de huevo y con unos crujientes de rabo de cochinillo a modo de snack, con los que casan muy bien. Un plato de los que luego uno se acuerda.





Después de esta serie de entrantes, los platos principales de carne y pescado. Primero la merluza, un clásico en San Sebastián. Rubén la acompaña con su kokotxa, una emulsión con sus huevas y ali-oli de rúcula. Este último toque me encantó. Nunca hubiera pensado en tal posibilidad.





Me encanta presentaros lo que resultó ser mi plato favorito, guisantes a parte. El de pato.

Yo soy muy de pato, y muy de foie, ya lo he dicho antes. Casi siempre he tomado el pato en confit, y esta vez lo probé lacado, pero siguiendo un método diferente al del lacado habitual. Al recibirlo en la mesa lo contemplé con ilusión, la composición era muy atractiva. Pero lo mejor me esperaba a la vuelta del primer bocado.





Cómo podía estar un trozo de pato tan suave y tierno! Me quedé muy sorprendida. Charlando con Rubén, aproveché para preguntarle por este plato suyo que considero plato estrella. De hecho lleva en la carta mucho tiempo, no lo puede evitar.

Confesó que fue un plato difícil, que le costó conseguir y le obligó a experimentar y dar vueltas y más vueltas hasta alcanzar el resultado que se había propuesto. Chapeau!





Este es el pato de caserío en dos cocciones con ósmosis de manzana sobre brazo de praliné y frutos secos mirando al mar. Le acompaña un vino de Mallorca, un ánima negra.





Pasamos a los postres. Siempre espero los postres con ansia casi infantil. Son como un regalo sorpresa. Este un poco lo es. Me recuerda a una lámpara de Ikea que mi hija Marta tiene en su habitación.





Nos fue servido como un "pre-postre", interesante concepto, no lo había escuchado nunca hasta ese momento. Es un helado de verdura, sobre arena de galleta y fresa.

A Rubén le gusta incorporar helado a sus platos, en los anteriores lo podeís comprobar, y hace bien porque los borda. Dice que los aligera. Le doy la razón.



Le sigue el postre de chocolate en texturas. El chocolate me encanta, tanto como me gusta el foie. Si un menú no lo contiene, trato de pedir un cambio para encontrarme con él.





Este es de los que más me ha gustado. Se han puesto un poco de moda los postres de chocolate en diferentes texturas. Ha habido ocasiones en que me han llegado a resultar incluso aburridos. Más de lo mismo de diferente forma y manera.

No es el caso del Mirador de Ulía. Los peta zetas, vestidos de oro, que hacían de suelo a esta dulce escultura, pusieron el punto divertido. Y sus estallidos a modo de fuego de artificio, resultaron muy apropiados a modo de traca final.




Recordé entonces que tengo que regresar a este sitio en agosto, para ver los de Caballer, renombrado pirotecnico valenciano. Que mejor lugar!




                               Los peta zetas!!


     
A los cafés acompañaron unos originales petit fours. Básicamente nubes o marshmallows, en sabores impensables, kiwi, violetas, maiz.... sensacional!






Una comida muy agradable, en un entorno único y con la oportunidad de conocer de la mano de Rubén Trincado algunas historias del Mirador de Ulía y sus platos.

Una villa en lo alto de San Sebastián que nos permite contemplar esta ciudad desde una perspectiva poco habitual y diferente a las demás.










Bon appétit!

http://www.miradordeulia.com/

7 comentarios:

  1. Que placer haber llegado hasta aquí, uauuuu, me parece un lujazo de reportaje, un buen restaurante, una maravillosa ciudad, unas vistas atómicas y un estupendo menú degustación de los que nos gusta a nosotros y de lo que yo llamo, un planazo.

    Me gusta mucho, mucho la presentación de los platos, cuidadosa y con gusto fantástico.

    un besazo y buen día

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    Respuestas
    1. Muchas gracias Isabel! Es un orgullo para mi este comentario que me dejas! Me haría una ilusión bárbara si te quedaras de seguidora, para ello tienes que volver a la pagina principal de To be Gourmet. Prometo no decepcionarte y mantener el listón. Un abrazo. Beatriz.

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  2. Increible lugar Beatriz, fascinante diría y bien romántico...El menú para dejar boquiabierto a cualquiera, sensacional!!!

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  3. Menudas vistas, impresionante!!! Los platos fantasticamente explicados y fotografiados! Todos tienen una pinta increible!
    Besos

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  4. Un restaurante a tener en cuenta, gracias por la recomendación y sobre todo por el reportaje tan completo que nos traes.
    Bss Esther

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  5. Beatriz te felicito por poder haber estado en un lugar como este, y poder disfrutar de unas vistas como estas, un saludo.

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